EL CINE
COMO MEDIO-RECURSO Y COMO OBJETIVO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
La catalogación inmediata y más
frecuente del cine dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje es la de
medio-recurso para la consecución de contenidos y objetivos de muy diversa
índole. En efecto, el cine es un poderoso recurso informativo por el que se
accede a conocimientos culturales, prácticos, incluso científicos, a valores
individuales o sociales ( a contravalores ), actitudes, a la vez que estimula
el desarrollo de competencias básicas tales como la capacidad de observación,
de análisis, de reflexión, de juicio crítico,etc. Involucra pues a toda la
persona, tanto en la dimensión cognitiva como la afectiva, psicomotora, ética,
social, individual.
Si la educación requiere comunicar contenidos, deberá plantearse su
selección, sus posibilidades de aprendizaje, las necesidades y los intereses de
los alumnos, así como las demandas y obligaciones sociales vinculadas al
desarrollo de la comunidad. Los contenidos escolares surgen de las culturas
específicas y su aprendizaje precisan de una estructuración pedagógica y ésta a
la vez se apoya en las competencias pedagógicas, ya que es una función pedagógica. Todas estas
transmisiones culturales constituyen los
procesos de construcción personal, donde cada individuo selecciona los
contenidos según sus intereses. Hoy día, dada la vertiginosidad con la que se
suceden los acontecimientos no podemos abarcar todo su seguimiento y
comprensión, ni tampoco lo que aprendemos es válido para siempre, por lo que la
función selectiva de los contenidos es clave.
Pero esta selección de contenidos se
debe acompañar de orden y
coherencia y se relacionará de
manera organizada y comprensiva a los conocimientos previos. Por consiguiente,
toda información recibida requerirá de la intervención pedagógica donde estén
presentes: el diagnóstico de la situación, la planificación, el desarrollo, la
evaluación y la retroalimentación , con vistas a la mejora de la calidad
educativa.
Desde el cine se consiguen procesos de aprendizaje propios del
currículo, contemplados en el Diseño Curricular , en las Adaptaciones para LA DIVERSIFICACIÓN, en el Proyecto de Centro o en las Programaciones de
Aula curriculares, marcadas en el actual sistema educativo . En dichos
procesos de aprendizaje, no sólo están presentes los conocimientos
conceptuales, sino que también se contemplan aquellos contenidos
procedimentales y actitudinales como los referentes al desarrollo moral y
emocional que consiguen la formación integral de los ciudadanos y ciudadanas. Y
dado que la sociedad demanda cada vez más procesos formativos que respondan a
las necesidades actuales, no existe más opción que trabajar a través de
metodologías y estrategias interdisciplinares
y transversalizadas. Se trata de propiciar este desarrollo integral en el
alumnado para potenciar la plenitud de todas las funciones humanas, cognitivas,
afectivas, conductuales, relacionales y también
contemplar aquellos contenidos, expuestos de forma poca explícita, y no
por ello de menor importancia, referentes a la vida afectiva y conductual, a
las habilidades sociales.Dichos enfoques
facilitan la adecuación a las contínuas exigencias de la sociedad actual, que obligan
a revisar periódicamente el currículo si se quiere encontrar sentido a lo que
aprendemos. Es decir, consigamos el
camino oportuno para que cultura y sujeto caminen juntos, para que se
establezcan formas de conocer y enfocar la realidad desde el enfoque
epistemológico organizado que no sólo permitan la reproducción del orden
cultural sino también la reconstrucción reflexiva y crítica.
Ante esta sociedad dinámica y
cambiante, es imposible enseñar en la escuela
todas las habilidades, conocimientos y destrezas que una persona requerirá
para su desenvolvimiento vital, pero sí es necesario ayudar al alumno a
abstraer, o generalizar los conceptos centrales y esenciales así como los
propios generales. Se deducen pues cuestiones relacionadas sobre cuales serían
los conocimientos más valiosos en la reconstrucción relativamente autónoma de
la cultura experiencial del individuo. Será
aconsejable optar por un currículum que facilite la visión, interpretación del conocimiento de la realidad y del conocimiento
de esa realidad y todo lo que supone en torno a la configuración de
comportamientos y acciones sobre esa realidad; es decir, lograr sintonía entre
el sujeto y la realidad natural y social.
Si apostamos por un currículo donde
el cine forma parte de un sistema coherente
multidisciplinar , transversalizado e integrado en el que se articulan:
objetivos, procesos de aprendizaje, contenidos explícitos y latentes, procesos
de evaluación, así como su organización, secuencialización y temporalización,
es porque creemos que aprender con, por
y desde el cine implica introducir contenidos y estrategias de aprendizaje que
se deben ir desarrollando, según los sucesivos niveles de profundización, no
sólo hasta el final de la enseñanza secundaria, sino a lo largo de toda la
vida. Este modo de aprender, basado en la premisa ya citada en líneas
anteriores de “ aprender a aprender” debería también integrar aquellas
estrategias afectivo-motivacionales, de búsqueda, recogida y selección de la información, de
procesamiento enfocadas hacia la utilización adecuada de los materiales y
también aquellas estrategias metacognitivas de resolución de conflictos y
clarificación de valores.
.
Se precisan contenidos
impregnados de una gama de experiencias
cognitivas, afectivas, instrumentales y morales; experiencias filtradas y sistematizadas por las artes, las
corrientes de pensamiento, la ciencia, la tecnología, las costumbres, las tradiciones, los valores, etc…; y
situándonos en la misma línea de Postman
( 1994 ) concebimos y apostamos por un currículum donde comulguen la
inteligencia, la racionalidad y la creatividad humanas. Este sería uno de los
retos de la pedagogía moderna, estableciendo nexos entre las culturas y los
sujetos, procesando de modo activo las informaciones útiles
para la vida que recibe del medio, transformándolas, haciéndolas propias
y actuando de acuerdo a ellas.
Si queremos que la educación contribuya a satisfacer las demandas de la
sociedad del nuevo milenio ha de asentarse, según el Informe de la Unesco (
1996 ), en cuatro pilares. Uno, aprender
a conocer con miras al desarrollo de infraestructuras cognitivas,
comprensivas, inquisitivas y transformadoras del saber y del propio proceso de
conocer. Otro, aprender a hacer, enfocado
al desempeño de competencias generales que impliquen a toda la persona y que
superen lo meramente cognitivo, como son la capacidad de trabajar en equipo, el
desarrollo de la creatividad, el dominio de habilidades sociales, el espíritu
de iniciativa y la resolución de problemas, entre otras. El tercero, el aprender a convivir, que subraya la
dimensión social de la educación, destacando la educación para el desarrollo,
respetando la diversidad de la conciencia de interdependencia entre los seres
humanos, la tolerancia, la empatía, el pluralismo, la comprensión humana. Y,
por último, y en definitiva porque supone la integración de todos ellos, el aprender a ser.
¿Qué relación podemos establecer, llegados a este punto, entre las
concepciones educativas expuestas y el cine?. Ciertamente que muchas, pero una
de ellas es la de servir como medio-recurso para el desempeño de una
intervención pedagógica encaminada, en definitiva, al desarrollo integral de la
persona.
Pero el cine es también un fín en sí mismo. En algunas experiencias,
llevadas a cabo con el alumnado perteneciente a la enseñanza obligatoria, sobre
detección de ideas previas establecidas en la programación de la enseñanza del
cine a través de ciertas técnicas individuales y grupales, se observan
evidentes desconocimientos acerca del
cine entre el alumnado, a pesar de constituir un medio con el que conviven
diariamente.Se observan
notables carencias referidas a las concepciones básicas como el movimiento y
agudeza visual, los códigos, signos, connotaciones y estrategias narrativas;
también sobre el escaso dominio sobre la
planificación, ejecución y distribución del film, así como las funciones y responsabilidades del equipo
humano y todos los materiales que
circundan a la obra hasta llegar a su término. Del mismo modo, no se aprecia desenvoltura sobre el proceso de guionización y sobre
la visión integradora de los componentes
que convergen en el sentido y significación del film, plasmando tan solo unas
ligeras consideraciones en torno a la acción y argumento. Ocurre igual en lo
referente a la iluminación, sonido, efectos especiales, ubicación y ambiente de
las secuencias cinematográficas. Asimismo, no existe una formación, ni
habilidades básicas hacia el descubrimiento de los procedimientos,
actitudes y valores a partir del cine.
La enseñanza del cine debe ir
acompañada de concepciones, procedimientos y competencias relativas a los
soportes técnicos (procesos transcurridos desde su impresión hasta su
proyección); a la imagen ( connotaciones de sus signos, tipos de planos,
gestos, expresiones ); a la realización ( funcionamiento del trabajo
planificado del equipo humano constituido ); al montaje ( orden, ambientes,
sonido,efectos ); al análisis formal ( componentes significativos y coherencia
de la película ); y a la inserción del cine
y su comprensión desde un contexto, histórico, sociocultural, estético y
de valores. Consideramos que la instrucción en estas competencias
son necesarias para desenvolvernos en esta sociedad global.
Desde ese enfoque el cine se nos presenta, dentro del proceso de
enseñanza-aprendizaje, no ya como un medio-recurso
en función de objetivos que podríamos catalogar de extrínsecos, sino como
reiteramos, un fin en sí mismo, en
función de objetivos tales como:
-Conocer los conceptos básicos del
lenguaje cinematográfico, códigos textuales,
visuales, sonoros, etc.
-Ser capaz de captar y comprender el
cine como obra de arte.
-Valorar el cine como una alternativa
de ocio y recreación personal.
-Comprender el cine como un hecho
lúdico, educativo y recreativo.
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